El tema central del desarrollo
del niño de 2 años es la autonomía, ya que descubren que hay cosas sumamente
interesantes en el mundo desde que empiezan a caminar. Y claro, lo quieren
tocar todo. Ya son conscientes de sí mismos como personas, quieren hacer las
cosas solos y de oponen a los adultos para afirmar esa marcha a su
independencia. Por otro lado, necesitan la puesta de límites que se manifiestan
a través de rabietas y berrinches.
LA CONQUISTA DE LA PELELA
Es durante esta edad, que el niño aprende a estar seco y limpio, adquiriendo la madurez biológica que le permitirá controlar efínteres. Dicho aprendizaje tiene una profunda raíz emocional. La posibilidad de control se relaciona con las fantasías inconscientes; se asocia con dar o recibir algo valioso, y a través de sus excrementos puede expresar también sus sentimientos negativos hacia sus padres o adultos significativos.
No todos los niños lo consiguen al mismo tiempo, pero estas variaciones se producen con independencia del sexo.
El éxito del control de esfínteres depende por una
parte del desarrollo y maduración del organismo del niño y, por otro, del
contexto social, cultural y educativo en el que se encuentra.
Los mecanismos de control:
La orina
se almacena en la vejiga, de donde es expulsada periódicamente. La contención
de la orina es asegurada por los esfínteres internos y externos. Estos cumplen
la función de unas compuertas que cierran la salida hacia la uretra. A medida
que aumenta la cantidad de liquido, el musculo que forma las paredes de la
vejiga va dilatándose hasta que ya no puede adaptarse al volumen. Entonces la
presión dentro de la vejiga aumenta bruscamente provocando fuertes
contracciones que los adultos sabemos interpretar como la necesidad urgente de
evacuar. En el lactante, la expulsión es automática e incontrolable. Para
orinar relajamos los esfínteres, los músculos de la vejiga se contraen y la
orina fluye. Un mecanismo similar existe para el intestino.
El Aprendizaje
Algo tan
sencillo como hacer pis requiere al niño cosas tan complejas como:
-Distinguir las
sensaciones producidas en su cuerpo cuando esté llena la vejiga.
-Contraer y
relajar el esfínter externo, es decir ser capaz de hacer abrir y cerrar a
voluntad el flujo de orina aún si la vejiga este vacía.
-Reconocer las
señales incluso dormido y despertar para orinar.
Controlar sus
esfínteres no es una tarea fácil. Para ello es necesario que maduren y
desarrollen los elementos que componen el sistema genito-urinario y el sistema
nervioso.
Además el niño,
debe aprender a reconocer las señales que le mandan su cuerpo y asociarlas a la
conducta que de él se espera.
Cuando empezar:
La actitud de
los adultos en este terreno es muy variable. Existen sociedades o personas más
precisas que otras. El control de los esfínteres está relacionado con la
disciplina, la inhibición, el acatar normas y, por lo tanto, la ideología
educativa de los padres.
Como hemos
visto para el aprendizaje tenga éxito, el niño tiene que haber logrado un
cierto nivel de desarrollo. Como norma general, este se alcanza entre los dos y
dos años y medio para el control en el día y los tres para el control en la
noche. Normalmente el niño controla antes el intestino que la vejiga. El
aprendizaje demasiado precoz es tan inútil como contraproducente. Tal práctica
solo produce tensiones innecesarias en las relaciones padres-hijo.
Como enseñar:
Algunos niños
no aceptan quedarse sentados en el inodoro. La primera medida será entonces,
familiarizarse con su uso, después de las comidas y a media tarde. Concluido el
primer paso, comenzara el entrenamiento propiamente dicho. Pero antes de
empezar debe tener la seguridad de que tanto el niño como el adulto tengan por
delante unos días de mucha tranquilidad. El aprendizaje no debe ser una prueba
para el niño. Además necesitara toda la comprensión y paciencia de una madre
especialmente disponible.
Una vez
iniciado el aprendizaje, es indispensable establecer normas estrictas en sus
costumbres. Se sustituye el pañal por la ropa interior y se tiene preparadas
tantas mudas como hagan falta. Luego se establece la rutina de permanecer
sentado en la pélela después de las comidas y cada tres horas. Para que se haga
más llevadero aproveche la oportunidad para contarle algún cuento. Si evacua,
prémiele con alguna golosina y felicítelo. Si no, no prolongue la estancia más
de cinco minutos. El éxito del entrenamiento solo depende de una constancia y
el rigor que usted ponga para que el niño cumpla las normas establecidas. El
control de la noche solo es una cuestión de tiempo. En el principio mantenga el
pañal parar dormir, cuando compruebe que amanece seco durante varios días
seguidos se lo podrá quita definitivamente.
Lo que debe hacer: Lo que no debe hacer:
*Ser
inflexible cuando tiene
que
*Emplear
castigos.
Sentarse en la
pélela.
*Levantar
al niño por la noche. El tiene
* Motivarlo con
palabras de
apoyo
que
aprender a despertarse solo.
y
recompensa.
*Restringir
la cantidad de líquido.
*Enseñarle a
apretar los
músculos
Su
organismo lo necesita.
de su
abdomen y retener
su
*Volver
a ponerle pañales.
respiración.
entendería
que tiene permiso para
Orinarse.
*Emplear
medicamentos
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