sábado, 22 de septiembre de 2012
Bienvenidos
Famlias, en este espacio encontraran información acerca de la estimulación temprana en general, pero decidimos focalizarnos en niños de 2 años.
¿Qué se entiende por “Estimulación Temprana”?
Para algunos autores, la estimulación temprana
supone promocionar unos determinados estímulos que van a facilitar el
desarrollo global del niño, y por lo tanto, a conseguir que su organismo llegue
al máximo de sus potencialidades.
En cambio, para otros, su objetivo es mejorar o
prevenir los probables déficit en el desarrollo psicomotor de niños con riesgo
de padecerlos, tanto por causas orgánicas como biológicas o ambientales. Esta
intervención temprana consiste en crear un ambiente estimulante, adaptado a las
capacidades de respuestas inmediatas del niño, para que éstas vayan aumentando
progresivamente.
Lo que en realidad se pretende es la
potenciación máxima de las posibilidades físicas e intelectuales del niño
mediante la estimulación regulada y continuada llevada a cabo en todas las
áreas sensoriales, pero sin forzar en ningún sentido el curso lógico de la
maduración del sistema nervioso central. No se trata de presentar al niño la
mayor cantidad de estímulos y experiencias posibles, sino que consiste en un
tratamiento con bases técnicas científicas, tanto en lo que respecta al
conocimiento de las pautas de desarrollo que sigue un bebé, como las técnicas
que se emplean para alcanzar dichas adquisiciones. La estimulación temprana
está determinada por su carácter sistemático y secuencial y por el control que
se hace de dicha estimulación.
De acuerdo al equipo de Lydia Coriat, la
estimulación temprana consiste en “crear las mejores condiciones posibles para
que la misma familia del niño lo rodee y lo incluya cómo a uno mas”.
Según Liliana Stein, la estimulación temprana se
basa en alentar el talento innato que tienen los bebés y los niños para
aprender con facilidad, teniendo en cuenta los distintos períodos sensitivos y
cognitivos del pequeño. Es toda aquella actividad de contacto o juego con un
bebé o niño que propicie, fortaleza y desarrolle adecuada y oportunamente sus
potenciales humanos.
Todas estas definiciones pueden resumirse
diciendo que actualmente, la estimulación temprana está pensada para mejorar
las capacidades de desarrollo de todos los niños, y de forma más específica,
para prevenir posible déficit ocasionado tanto por causas genéticas, mecánicas,
infecciosas, ambientales o sociales, que afectan psíquica, física o
sensorialmente al niño.
¿Qué NO
ES la estimulación temprana?
·
No es hacer una tarea mecánica
y repetitiva hasta que el niño la aprenda de memoria.
·
No es intentar conseguir una
respuesta positiva siempre que trabajamos con él, y frustrarnos si no lo
logramos.
·
No es comparar los logros del
pequeño con otros alcanzados de la misma edad.
·
No es intentar convertir al
niño en genio.
¿A
quién va dirigida?
Está dirigida a todos los niños de 0 a 6 años, aunque es
especialmente útil durante los 3 primeros años de vida y sobre todo para los
niños que presentan alguna deficiencia, retraso o riesgo de padecerlo, en
cualquiera de estas áreas de desarrollo, así como para las familias, los
maestros y el entorno que los rodea.
¿Cuándo
se aplica?
Se aplica entre el nacimiento y el segundo o
tercer año de vida del niño. Esto se debe a que es el tiempo en que
biológicamente está justificada la estimulación temprana, en tanto que parte de
ella se basa en la plasticidad del sistema nervioso en estos primeros años.
De todos modos, las técnicas de estimulación temprana deben empezar a aplicarse cuanto antes mejor.
De todos modos, las técnicas de estimulación temprana deben empezar a aplicarse cuanto antes mejor.
¿Por
qué se aplica?
La estimulación temprana se aplica, ya que las
experiencias e investigaciones han demostrado ampliamente que si se estimula a
los niños desde su más temprana edad, es posible mejorar sensiblemente a dichos
niños e incidir de forma positiva en la aceptación por parte de sus padres de
que, de este modo, con el tiempo, se vuelven estimulantes para su hijo.
¿Para
qué se aplica?
En principio se intentaba contribuir a la
erradicación de la subnormalidad.
Hoy en día, su finalidad, se vincula en contribuir, lo más pronto posible, a mejorar los resultados que hasta ahora cabía esperar en ciertas deficiencias. En algunos casos esto puede traducirse en mejoras sustanciales en el coeficiente de desarrollo, la integración social y la personalidad, de este modo, logra que en lugar de disminuir los coeficientes de desarrollo y acentuarse los problemas, éstos mejoren.
Hoy en día, su finalidad, se vincula en contribuir, lo más pronto posible, a mejorar los resultados que hasta ahora cabía esperar en ciertas deficiencias. En algunos casos esto puede traducirse en mejoras sustanciales en el coeficiente de desarrollo, la integración social y la personalidad, de este modo, logra que en lugar de disminuir los coeficientes de desarrollo y acentuarse los problemas, éstos mejoren.
Sin embargo, donde la estimulación temprana
puede obtener mejores resultados, es en los niños que aparentemente parecen no
necesitarla, pero que luego, pasados unos años, conforman el grupo conocido
como de deficientes ligeros o superficiales. Probablemente, todos ellos, podrían
estar en el grupo de la normalidad si se hubieran beneficiado de la
estimulación temprana.
En síntesis, la estimulación temprana tiene como
finalidad intervenir lo más tempranamente posible en el desarrollo de cualquier
bebé para mejorar en lo posible el probable resultado que de otro modo cabría
esperar antes, cuando no se tomaban estas medidas.
¿Dónde
se aplica?
Hay 2 posibilidades en cuanto al lugar donde se
debe aplicar la estimulación temprana: en un centro especializado o en el
propio hogar del bebé. En los primeros meses, lo más conveniente es que se
realice en el propio hogar del niño.
Cualquiera de las posibilidades puede aportar
elementos positivos al desarrollo del niño y lograr los objetivos propuestos si
éstos son elaborados con realismo y teniendo en cuenta todos los factores y si,
al mismo tiempo, se realiza de forma bien organizada y controlada. Lo
importante es saber elegir la forma más idónea para cada caso una vez valoradas
las distintas circunstancias que concurren.
¿Quién
la aplica?
Es conveniente que la apliquen los padres cuando
los niños presentan un desarrollo normal.
En cambio, la estimulación temprana a niños con deficiencias debe ser aplicada por personal perfectamente preparado en este sentido, responsable y consciente de su trabajo, conocedor del desarrollo neurológico y evolutivo normal del niño, así como con experiencia en el campo de la subnormalidad para no incurrir en el error de forzar las situaciones. En el caso que sean los padres los encargados de aplicar la estimulación temprana, éstos deben estar asesorados y contar con el seguimiento de un profesional o equipo especializado en estimulación temprana, que dirija y confeccione los sucesivos programas que se han de aplicar al niño, al tiempo que enseñe como hacerlo a los padres.
En cambio, la estimulación temprana a niños con deficiencias debe ser aplicada por personal perfectamente preparado en este sentido, responsable y consciente de su trabajo, conocedor del desarrollo neurológico y evolutivo normal del niño, así como con experiencia en el campo de la subnormalidad para no incurrir en el error de forzar las situaciones. En el caso que sean los padres los encargados de aplicar la estimulación temprana, éstos deben estar asesorados y contar con el seguimiento de un profesional o equipo especializado en estimulación temprana, que dirija y confeccione los sucesivos programas que se han de aplicar al niño, al tiempo que enseñe como hacerlo a los padres.
¿Cómo
se aplica?
Debe aplicarse de un modo muy responsable, y
ello implica la elaboración específica y concreta de un programa individual de
estimulación para cada niño. Estos programas se elaboran a partir del
diagnóstico y del análisis de una serie de pautas de observación y escalas de
desarrollo.
Para la confección y la aplicación de los
programa de estimulación temprana se sigue el análisis de las pautas de
maduración del niño normal, así como algunas escalas ya establecidas sobre el
desarrollo asociado a algunos tipos de síndromes específicos más estudiados.
Dos años, es así crecer…
De la rabieta a la carcajada, a ésta edad pasan de una emoción a la contraria dejándonos desconcertados ¿qué les ocurre?
Cecilia, que hace un momento reía a carcajadas, llora ahora con desconsuelo, casi con desesperación. Su mamá solo pretende cortarle el pelo, algo que ha hecho otras veces con total acuerdo de la nena. En cambio hoy Cecilia vive el intento de su madre, de cortar los rulos como un atentado intolerable contra su persona.
De poco valen los mimos, y la paciencia y los razonamientos, ni tampoco el argumento de que con el pelo más corto va a quedar mucho más linda.
Es la edad de las contradicciones
A los dos años, los chicos son un nudo de intensas contradicciones. Tienen una inagotable curiosidad y los atrae todo lo nuevo, pero al mismo tiempo se oponen a los cambios por instinto de conservación.
El llanto de Cecilia muestra su indignación por lo que siente como una manipulación, casi como una agresión contra su integridad.
En ocasiones así, los chicos lloran, patalean, intentan esconderse o incluso se revuelcan por el piso.
Esto ocurre muchas veces cuando pocos momentos antes parecían sentirse completamente satisfechos y dichosas. Y, lo que es aún más sorprendente, pueden volver a reír y sentirse felices minutos después de la rabieta.
Varias cosas explican estos cambios de humor que nos resultan tan chocantes.
Por un lado las vivencias de ésta edad tan particular que son los dos años y por el otro la intensidad que alcanzan las emociones y, sobre todo, el dramatismo con las que expresan.
A los dos años los chicos han perdido esa docilidad complaciente que los caracterizaba hace unos meses. Cada vez se perciben a sí mismos como individuos diferenciados, que necesita mostrarse.
Ya no se sienten parte de nosotros mismos, sino seres independientes, y con frecuencia buscan afirmarse oponiendo sus deseos a los nuestros.
Pero esa autoafirmación está llena de vacilaciones, tropiezos y contradicciones. Los confunden y pueden llegar a confundirnos también a nosotros.
Por ejemplo rechazan nuestra ayuda y se empeñan en hacer cosas solos y, al mismo tiempo, nos necesitan desesperadamente.
Nos gritan NO y dejame!, pero al mismo tiempo lloran si nos ausentamos
Se trata de una lucha que tiene mucho de desgarradora, entre la incipiente y fuerte necesidad de ser independientes y la dependencia que hasta esa edad aún es enorme.
El miedo a perder nuestro amor
Esa lucha es todavía más dramática en tanto que, al oponerse a nosotros de un modo tan frontal, el pequeño puede sentir que pone en peligro el cariño que le tenemos. Y si hay algo sin lo que no puede vivir, es precisamente el afecto.
Así que sus bruscos cambios de humor no deben extrañarnos y no tenemos que responder a sus arrebatos o a sus testarudeces diciéndole que no lo queremos.
Lo angustiaríamos más, si nosotros mantenemos la calma, lo ayudaremos a recuperar la suya.
Tengamos además en cuenta que a ésta edad los chicos tienen una gran expresividad dramática. Esto se explica porque el lenguaje es un medio de expresión imperfecto.
Las personas mayores utilizan las palabras tanto o más que las acciones. El lenguaje nos ofrece enormes posibilidades para expresar y matizar nuestros sentimientos, alegría, enojos… No necesitamos arrojarnos al suelo para hacer comprender que algo nos pasa.
Los chicos por el contrario, disponen de unas posibilidades aún muy limitadas de comunicación mediante palabras.
Así que a falta de éstas se expresan a través del lenguaje gestual, muestran su alegría con risas y palmas. Y si están enojados o se sienten mal, lloran y gritan, son muy dramáticos en la expresión de sus emociones, lo que da a sus reacciones gran espectacularidad.
Sus sentimientos son muy especiales
Por eso no debemos dar la misma importancia al modo en que un chico manifiesta sus emociones que tendría un adulto.
Desde luego que debemos tener en cuenta sus sentimientos y tratar de entender lo que ocurre tras un llanto o una rabieta, pero sin olvidar que éstos no significan necesariamente un malestar intenso ni duradero. A ésta edad las lágrimas y los “pucheros” están a flor de piel, pero a veces el pequeño pasa de ellos al juego sin que quede apenas huellas del disgusto anterior.
Sin embargo, no debemos mostrarnos indiferentes ni pensar que malcriamos a nuestro hijo por atender sus llantos.
Por el contrario, debemos consolarlo y ser tiernos ya que los niños que con su llanto obtienen atención y consuelo ganan confianza en su capacidad para influir en el mundo que los roles y a la larga se hacen menos llorones.
Pero tampoco tenemos que dar al llanto más importancia de la que tiene. Dentro de ciertos límites, es una expresión normal en los pequeños.
A los dos años la risa asume, incluso, una nueva función, que es un sigo más de la madurez alcanzada por nuestro hijo, aprende a descargar mediante ellas sus tensiones y a disfrutar con las emociones fuertes.
Es capaz de pedirnos que pongamos aquella cara horrible que lo asusta tanto y de anticipar el temor (un terror soportable) con una risa nerviosa, que se transforma en carcajadas de placer y en alocadas carreras cuando accedemos a su pedido.
Ríe también cuando sabe que, al volver la página de un libro infantil, va a aparecer esa bruja tan fea.
Cuando usa la risa ante un momento difícil, da un paso más en el manejo del sentido del humor.
El sentido del humor ha pasado a formar parte de sus manifestaciones habituales.
Se ríe ante una situación cómica y va aprendiendo cada vez más a payasear deliberadamente para provocar la hilaridad de los demás.
Y así la risa, esa forma innata de comunicación que se inicio en nuestro bebe como un reflejo espontaneo de placer, confianza y satisfacción, va adoptando matices nuevos en relación con su crecimiento intelectual y emocional.
Alegría, dolor nuestras dos emociones más claras y extremas, están ya presentes y se manifiestan con fuerza en nuestros pequeños. A veces nos sorprende incluso la rapidez con que oscilan entre un polo y el otro. Pero no tenemos que extrañarnos, sentir y expresarse con fuerza es necesario a ésta edad y también la mejor prueba de que
-Cuando deseen experimentar por sí mismos (abrir un paraguas, por ejemplo) ayudémoslos pero asegurándolos a abrir el paraguas lejos para no lastimarse, así favoreceremos su sentimiento de competencia e independencia.
-No les prohibamos todo, acondicionemos la casa para evitarles riesgos, pero distingamos los peligros reales de los imaginarios. Si les censuramos todo, solamente verán barreras para todos lados.
Hay una característica del pequeño de ésta edad que nos ayuda a comprender sus frecuentes cambios de humor; vive sujeto al presente. El pasado y el futuro tienen aún poco peso para él. Esto tiene tres consecuencias:
Por un lado su memoria es frágil y apenas le permite beneficiarse con sus experiencias anteriores. Puede tocar una y otra vez los botones de la tele, aunque lo haya hecho y lo hayamos retado antes, como también es posible que tropiece varias veces en el mismo escalón, pese a haberse lastimado en pasadas ocasiones.
En segundo lugar, no es capaz de planificar el futuro y, es por eso, le cuesta prever las consecuencias de sus actos: por ejemplo, se sube a lugares que luego no sabe como bajarse.
Por último, le cuesta mucho esperar. Lo que quiere, lo quiere ahora mismo. L a alegría de recibir un caramelo puede verse enturbada por el llanto: el que provoca la impaciencia de esperar el tiempo en que se tarda, simplemente, en sacarlo del envoltorio.
Cecilia, que hace un momento reía a carcajadas, llora ahora con desconsuelo, casi con desesperación. Su mamá solo pretende cortarle el pelo, algo que ha hecho otras veces con total acuerdo de la nena. En cambio hoy Cecilia vive el intento de su madre, de cortar los rulos como un atentado intolerable contra su persona.
De poco valen los mimos, y la paciencia y los razonamientos, ni tampoco el argumento de que con el pelo más corto va a quedar mucho más linda.
Es la edad de las contradicciones
A los dos años, los chicos son un nudo de intensas contradicciones. Tienen una inagotable curiosidad y los atrae todo lo nuevo, pero al mismo tiempo se oponen a los cambios por instinto de conservación.
El llanto de Cecilia muestra su indignación por lo que siente como una manipulación, casi como una agresión contra su integridad.
En ocasiones así, los chicos lloran, patalean, intentan esconderse o incluso se revuelcan por el piso.
Esto ocurre muchas veces cuando pocos momentos antes parecían sentirse completamente satisfechos y dichosas. Y, lo que es aún más sorprendente, pueden volver a reír y sentirse felices minutos después de la rabieta.
Varias cosas explican estos cambios de humor que nos resultan tan chocantes.
Por un lado las vivencias de ésta edad tan particular que son los dos años y por el otro la intensidad que alcanzan las emociones y, sobre todo, el dramatismo con las que expresan.
A los dos años los chicos han perdido esa docilidad complaciente que los caracterizaba hace unos meses. Cada vez se perciben a sí mismos como individuos diferenciados, que necesita mostrarse.
Ya no se sienten parte de nosotros mismos, sino seres independientes, y con frecuencia buscan afirmarse oponiendo sus deseos a los nuestros.
Pero esa autoafirmación está llena de vacilaciones, tropiezos y contradicciones. Los confunden y pueden llegar a confundirnos también a nosotros.
Por ejemplo rechazan nuestra ayuda y se empeñan en hacer cosas solos y, al mismo tiempo, nos necesitan desesperadamente.
Nos gritan NO y dejame!, pero al mismo tiempo lloran si nos ausentamos
Se trata de una lucha que tiene mucho de desgarradora, entre la incipiente y fuerte necesidad de ser independientes y la dependencia que hasta esa edad aún es enorme.
El miedo a perder nuestro amor
Esa lucha es todavía más dramática en tanto que, al oponerse a nosotros de un modo tan frontal, el pequeño puede sentir que pone en peligro el cariño que le tenemos. Y si hay algo sin lo que no puede vivir, es precisamente el afecto.
Así que sus bruscos cambios de humor no deben extrañarnos y no tenemos que responder a sus arrebatos o a sus testarudeces diciéndole que no lo queremos.
Lo angustiaríamos más, si nosotros mantenemos la calma, lo ayudaremos a recuperar la suya.
Tengamos además en cuenta que a ésta edad los chicos tienen una gran expresividad dramática. Esto se explica porque el lenguaje es un medio de expresión imperfecto.
Las personas mayores utilizan las palabras tanto o más que las acciones. El lenguaje nos ofrece enormes posibilidades para expresar y matizar nuestros sentimientos, alegría, enojos… No necesitamos arrojarnos al suelo para hacer comprender que algo nos pasa.
Los chicos por el contrario, disponen de unas posibilidades aún muy limitadas de comunicación mediante palabras.
Así que a falta de éstas se expresan a través del lenguaje gestual, muestran su alegría con risas y palmas. Y si están enojados o se sienten mal, lloran y gritan, son muy dramáticos en la expresión de sus emociones, lo que da a sus reacciones gran espectacularidad.
Sus sentimientos son muy especiales
Por eso no debemos dar la misma importancia al modo en que un chico manifiesta sus emociones que tendría un adulto.
Desde luego que debemos tener en cuenta sus sentimientos y tratar de entender lo que ocurre tras un llanto o una rabieta, pero sin olvidar que éstos no significan necesariamente un malestar intenso ni duradero. A ésta edad las lágrimas y los “pucheros” están a flor de piel, pero a veces el pequeño pasa de ellos al juego sin que quede apenas huellas del disgusto anterior.
Sin embargo, no debemos mostrarnos indiferentes ni pensar que malcriamos a nuestro hijo por atender sus llantos.
Por el contrario, debemos consolarlo y ser tiernos ya que los niños que con su llanto obtienen atención y consuelo ganan confianza en su capacidad para influir en el mundo que los roles y a la larga se hacen menos llorones.
Pero tampoco tenemos que dar al llanto más importancia de la que tiene. Dentro de ciertos límites, es una expresión normal en los pequeños.
También son felices...
Hemos hablado
poco de la alegría, la otra cara de las emociones. Un niño de dos años
hace ya mucho tiempo que ha descubierto el poder contagioso de sus
risas y sonrisas, sabe que provocan risas y sonrisas también en los
demás. No son solo una expresión de bienestar personal, sino también un
modo de comunicarse con las otras personas. Buscan enamorarnos con su
alegría contagiosa, que provoca un intercambio de confianza y afecto. A los dos años la risa asume, incluso, una nueva función, que es un sigo más de la madurez alcanzada por nuestro hijo, aprende a descargar mediante ellas sus tensiones y a disfrutar con las emociones fuertes.
Es capaz de pedirnos que pongamos aquella cara horrible que lo asusta tanto y de anticipar el temor (un terror soportable) con una risa nerviosa, que se transforma en carcajadas de placer y en alocadas carreras cuando accedemos a su pedido.
Ríe también cuando sabe que, al volver la página de un libro infantil, va a aparecer esa bruja tan fea.
Cuando usa la risa ante un momento difícil, da un paso más en el manejo del sentido del humor.
El sentido del humor ha pasado a formar parte de sus manifestaciones habituales.
Se ríe ante una situación cómica y va aprendiendo cada vez más a payasear deliberadamente para provocar la hilaridad de los demás.
Y así la risa, esa forma innata de comunicación que se inicio en nuestro bebe como un reflejo espontaneo de placer, confianza y satisfacción, va adoptando matices nuevos en relación con su crecimiento intelectual y emocional.
Alegría, dolor nuestras dos emociones más claras y extremas, están ya presentes y se manifiestan con fuerza en nuestros pequeños. A veces nos sorprende incluso la rapidez con que oscilan entre un polo y el otro. Pero no tenemos que extrañarnos, sentir y expresarse con fuerza es necesario a ésta edad y también la mejor prueba de que
Como ayudarlos
-Darles
una mano es sencillo, basta con que busquemos el equilibrio en la forma
de tratarlos, ya no son bebés, pero tampoco niños grandes. -Cuando deseen experimentar por sí mismos (abrir un paraguas, por ejemplo) ayudémoslos pero asegurándolos a abrir el paraguas lejos para no lastimarse, así favoreceremos su sentimiento de competencia e independencia.
-No les prohibamos todo, acondicionemos la casa para evitarles riesgos, pero distingamos los peligros reales de los imaginarios. Si les censuramos todo, solamente verán barreras para todos lados.
El presente no es lo único que cuenta
Hay una característica del pequeño de ésta edad que nos ayuda a comprender sus frecuentes cambios de humor; vive sujeto al presente. El pasado y el futuro tienen aún poco peso para él. Esto tiene tres consecuencias:
Por un lado su memoria es frágil y apenas le permite beneficiarse con sus experiencias anteriores. Puede tocar una y otra vez los botones de la tele, aunque lo haya hecho y lo hayamos retado antes, como también es posible que tropiece varias veces en el mismo escalón, pese a haberse lastimado en pasadas ocasiones.
En segundo lugar, no es capaz de planificar el futuro y, es por eso, le cuesta prever las consecuencias de sus actos: por ejemplo, se sube a lugares que luego no sabe como bajarse.
Por último, le cuesta mucho esperar. Lo que quiere, lo quiere ahora mismo. L a alegría de recibir un caramelo puede verse enturbada por el llanto: el que provoca la impaciencia de esperar el tiempo en que se tarda, simplemente, en sacarlo del envoltorio.
Características del niño de dos años
El tema central del desarrollo del niño de 2 años es la autonomía. Ya es consciente de sí mismo como persona, quiere hacer las cosas solo y se opone a los adultos
para afirmar esa marcha hacia su independencia. Por otro lado necesita
la puesta de límites que se manifiesta a través de rabietas y
berrinches.
Es
durante éste año que el niño aprende a controlar sus esfínteres
adquiriendo la madurez biológica , dicho aprendizaje tiene una profunda
raíz emocional, la posibilidad de control se relaciona con fantasías
inconscientes ; se asocia con dar y recibir algo valioso y a través de
sus excrementos puede expresar también sus sentimientos negativos hacia
sus padres o adultos significativos.
En
éste período comienza a interesarse por las diferencias anatómicas
entre ambos sexos. Ya a ésta edad puede identificarse con ciertos
personajes y dramatizar situaciones conflictivas a través del juego
simbólico que o ayudará a elaborar la realidad que lo rodea.
En ésta edad el niño ya disfruta la compañía de otros niños aunque solo sea capaz de integrarse por breves momentos al juego.
Sus
dibujos son garabatos longitudinales y más tarde circulares y al final
del tercer año de vida ya suele ponerle nombre a lo que realiza. Cuando
termina éste período podrá distinguir los nombres de los colores
primarios y reconocerlos, también podrá encajar, enhebrar, abrochar, etc; con bastante habilidad.
El
niño de dos años puede caminar y correr aunque no puede detenerse
súbitamente, puede subir las escaleras sin alternar los pies.
Ya
domina unas cuantas palabras y puede usar oraciones muy simples.
También se expresa verbalmente a través de frases cortas y mientras
juega habla constantemente, participando de éste modo en el “monólogo
colectivo”. El niño se nombra a sí mismo, pero a los tres ya trabaja el
“yo”, mío, vos.
Ya reconoce los objetos como permanentes, estén o no en su campo visual. Ha ordenado prácticamente su espacio,
distingue en la acción la causa del efecto y reconoce un tiempo en la
sucesión de hechos cotidianos que es externo al propio cuerpo.
Durante los dos primeros años de vida aparecen un conjunto de conductas:
- La imitación diferida, que constituye un comienzo de representación de los objetos y situaciones. La imagen mental que aparece como imitación interiorizada.
- El juego simbólico.
- El dibujo o la imagen gráfica.
- El lenguaje que permite la evocación verbal de acontecimientos no actuales.
Consultorio pediatría
Picaduras de mosquitos
Son inofensivas, pero lo mejor es evitarlo usando lociones repelentes (no son aptas para bebes), procurando vestir a los niños con ropas blancas y no con verdes y amarillos o estampados, que atraen a los insectos . No utilizar tampoco cremas y taparles brazos y piernas cuando se tenga constancia de que haya abundancia de bichitos . Por la noche es cuando más pican, hay que utilizar mosquiteros . Las pastillas o líquidos en los enchufes dan buen resultado para ahuyentar insectos.
Si la picadura se ha producido, hay que enseñar al niño a no rascarse (la picadura se alivia con alcohol, amoníaco, hielo o colonia) aplicar alrededor de la picadura. Tambien puede aplicarse pomada antihitamínica.
Si se clavan un clavo o una astilla, hay que extraerlo con pinzas esterilizadas, tirando con cuidado en la dirrecion opuesta a la que este clavada, aplicar luego un antiséptico, sin frotar ni presionar la herida.
Si no asoma, lo mejores acudir al médico para que lo extraiga con el instrumental más adecuado para ello.
Palidez y anemia
Algunos niños tienen la piel blanca por naturaleza, pero en otros puede ser señal de anemia.
En ese caso el color es blanquecino, sin tonos amarillentos. Para asegurarse de que el diagnostico es acertado basta con observar que las conjuntivas de los ojos, las mucosas de las nariz y los labios, así como las uñas y las palmas de las manos, también estén palidos. La causa mas frecuente de anemia es la falta de hierro, necesario para forma la hemoglobina . Algunas veces esta carencia se origina después de una infección u otra enfermedad, o por dieta pobre en este mineral. Las hemorragias también puede ocasionar anemia, las lombrices u algún trastorno metabólico que impida la absorción de hierro. En cualquiera de los casos siempre debe consultarse al pediatra.
Catarro: no hay quien lo vacune
Hay tres microbios que producen gripe, pero hay mas de 500 que dan lugar a síntomas similares –con malestar y quebramiento general – por lo que se suele generalizar. No exite vacuna contra el virus del catarro y si contra la gripe aunque solo es aconsejable para la población de riesgo: mayores de 65 años, niños diabéticos, con insuficiencia renal crónica y problemas cardiovasculares o respiratorios. Las embarazadas pueden vacunarse sin riesgo para el bebé.
Dientes
Alrededor del 80 por ciento de los niños presentan gingivitis crónica, un problema de que no ser tratado adecuadamente, puede avanzar y producir daños irreparables.
La gingivitis es un estado inicial de la enfermedad periodental o piorrea, consiste en la inflamación de las encías con enrojecimiento, edema y sangrado . Esta producida por la placa bacteriana y es un proceso reversible.
La prevención de la gingivitis es realmente sencilla: consiste en controlar la placa bacteriana mediante una higiene meticulosa. Difícilmente se desarrollara este trastorno en el niño si aprende a cepillarse correctamente los dientes y las encías, si lo hace luego de cada comida. Además debe utilizar el hilo dental al menos una vez al día y enjuagarse con colutorios para encías
sensibles si estas además sangraran. Ademas es de suma importancia el control del dentista cada seis meses.
Dr. Manuel Bratos Morillo
Una higien dental es imprescindible en la prevención de la gingivitis y otras enfermedades de las encías.
El dentista no duele
La odontología y el miedo.
Una noticia muy confortante para todos los pacientes:
Experiencias japonesas actuales prometen un nuevo método indoloro para eliminar las caries dentales a través de un procedimiento químico que permitirá dejar de lado el uso de la cotidiana turbina (el famoso y tan temido torno)
¿Por que duele un costado al correr?
Muchos chicos que no están preparados para la practica deportiva pueden experimentar, al correr, un intenso dolor por debajo de la parrilla costal. En este lugar se ubica un órgano llamado
bazo, que cumple múltiples funciones relacionadas fundamentalmente con la sangre. Cuando el pequeño realiza una actividad física, el organismo necesita que haya un buen caudal de sangre en los lugares que más trabajan en ese momento: los músculos. Por ese motivo, el bazo suele contraerse más de lo habitual y produce el mencionado dolor.
BOTIQUIN DE URGENCIA:
En
los viajes, conviene siempre llevar un botiquín con lo más necesario
para pequeñas emergencias. Cuando hay niños, la elección de los
medicamentos tendrá que hacerse cuidadosamente.
Un
frasco de alcohol de 90°, agua oxigenada, loción desinfectante, gasa
esterilizada, vendas de gasa y tiritas de distintos tamaños, un paquete
de algodón hidrófilo, termómetro, aspirina infantil, gotas antitérmicas,
pinzas y tijeras, pastillas anti mareos, suero glucosado, pomada anti
quemaduras, pomada antihistamínica para aliviar las picaduras, talco
mentolado para aliviar picazones y erupciones en la piel, pomada con
corticoides, pomada antibiótica, loción, colonia o spray ahuyenta
mosquitos, corticoide inyectable por si se presenta alguna reacción
alérgica grave.
Lo
ideal es elaborar este botiquín de acuerdo con el médico de nuestros
hijos. Siempre es necesario consultar con el pediatra, especialmente
cuando los niños son pequeños.
“Todos
los años, miles de chicos en edad escolar son víctimas de estos
incómodos y desagradables bichitos. Por fortuna, existen métodos
eficaces para librarse de ellos”
El
piojo común es un insecto muy pequeño de color grisáceo que chupa la
sangre para alimentarse. Se adhiere con fuerza al cabello y puede saltar
fácilmente de un cabeza a otra. Además este parasito de reproduce con
extraordinaria rapidez y, por eso, el contagio en las escuelas es casi
inevitable.
Se puede prevenir su
aparición extremando al máximo la higiene. Hay que lavarles el pelo con
frecuencia e inspeccionar su cabeza con regularidad. Si un chico de la
clase tiene piojos, será preciso tomar precauciones y utilizar un champú
antiparasitario. Este debe aplicarse con moderación porque a la larga
suele debilitar y estropear el pelo.
Si un chico se rasca con
insistencia detrás de las orejas y/o en la nuca, lo más que probable es
que haya sido infectado. Y una vez que los piojos se hayan asentado en
su cabeza, la única forma eficaz de combatirlos es utilizando algún
producto especifico que puede comprarse en la farmacia. Además de los
champúes, existen lociones, cremas y aerosoles que acaban con los
parásitos y sus liendres (huevos de los piojos), con una sola
aplicación. Sin embargo, pude continuarse el tratamiento un par de días
para mayor seguridad y, sobre todo, para prevenir un nuevo contagio.
Para eliminar las larvas una
vez muertas, es necesario utilizar un peine muy tupido, ya que se fijan
fuertemente al cabello. Impregnar el pelo con vinagre hace que las
liendres se desprendan con mayor facilidad.
1. Los
productos específicos se aplican frotando suavemente el cuero
cabelludo, haciendo hincapié en la zona de la nuca y detrás de las
orejas.
2. Las liendres no desaparecen solas; se quitan con un peine especial de dientes tupidos.
3. Cuando un chico es infectado, hay que comunicárselo a las autoridades escolares para evitar el contagio en toda la clase.
E
2 años... "¡Ya tengo el poder!"
El tema central del desarrollo
del niño de 2 años es la autonomía, ya que descubren que hay cosas sumamente
interesantes en el mundo desde que empiezan a caminar. Y claro, lo quieren
tocar todo. Ya son conscientes de sí mismos como personas, quieren hacer las
cosas solos y de oponen a los adultos para afirmar esa marcha a su
independencia. Por otro lado, necesitan la puesta de límites que se manifiestan
a través de rabietas y berrinches.
LA CONQUISTA DE LA PELELA
Es durante esta edad, que el niño aprende a estar seco y limpio, adquiriendo la madurez biológica que le permitirá controlar efínteres. Dicho aprendizaje tiene una profunda raíz emocional. La posibilidad de control se relaciona con las fantasías inconscientes; se asocia con dar o recibir algo valioso, y a través de sus excrementos puede expresar también sus sentimientos negativos hacia sus padres o adultos significativos.
No todos los niños lo consiguen al mismo tiempo, pero estas variaciones se producen con independencia del sexo.
El éxito del control de esfínteres depende por una
parte del desarrollo y maduración del organismo del niño y, por otro, del
contexto social, cultural y educativo en el que se encuentra.
Los mecanismos de control:
La orina
se almacena en la vejiga, de donde es expulsada periódicamente. La contención
de la orina es asegurada por los esfínteres internos y externos. Estos cumplen
la función de unas compuertas que cierran la salida hacia la uretra. A medida
que aumenta la cantidad de liquido, el musculo que forma las paredes de la
vejiga va dilatándose hasta que ya no puede adaptarse al volumen. Entonces la
presión dentro de la vejiga aumenta bruscamente provocando fuertes
contracciones que los adultos sabemos interpretar como la necesidad urgente de
evacuar. En el lactante, la expulsión es automática e incontrolable. Para
orinar relajamos los esfínteres, los músculos de la vejiga se contraen y la
orina fluye. Un mecanismo similar existe para el intestino.
El Aprendizaje
Algo tan
sencillo como hacer pis requiere al niño cosas tan complejas como:
-Distinguir las
sensaciones producidas en su cuerpo cuando esté llena la vejiga.
-Contraer y
relajar el esfínter externo, es decir ser capaz de hacer abrir y cerrar a
voluntad el flujo de orina aún si la vejiga este vacía.
-Reconocer las
señales incluso dormido y despertar para orinar.
Controlar sus
esfínteres no es una tarea fácil. Para ello es necesario que maduren y
desarrollen los elementos que componen el sistema genito-urinario y el sistema
nervioso.
Además el niño,
debe aprender a reconocer las señales que le mandan su cuerpo y asociarlas a la
conducta que de él se espera.
Cuando empezar:
La actitud de
los adultos en este terreno es muy variable. Existen sociedades o personas más
precisas que otras. El control de los esfínteres está relacionado con la
disciplina, la inhibición, el acatar normas y, por lo tanto, la ideología
educativa de los padres.
Como hemos
visto para el aprendizaje tenga éxito, el niño tiene que haber logrado un
cierto nivel de desarrollo. Como norma general, este se alcanza entre los dos y
dos años y medio para el control en el día y los tres para el control en la
noche. Normalmente el niño controla antes el intestino que la vejiga. El
aprendizaje demasiado precoz es tan inútil como contraproducente. Tal práctica
solo produce tensiones innecesarias en las relaciones padres-hijo.
Como enseñar:
Algunos niños
no aceptan quedarse sentados en el inodoro. La primera medida será entonces,
familiarizarse con su uso, después de las comidas y a media tarde. Concluido el
primer paso, comenzara el entrenamiento propiamente dicho. Pero antes de
empezar debe tener la seguridad de que tanto el niño como el adulto tengan por
delante unos días de mucha tranquilidad. El aprendizaje no debe ser una prueba
para el niño. Además necesitara toda la comprensión y paciencia de una madre
especialmente disponible.
Una vez
iniciado el aprendizaje, es indispensable establecer normas estrictas en sus
costumbres. Se sustituye el pañal por la ropa interior y se tiene preparadas
tantas mudas como hagan falta. Luego se establece la rutina de permanecer
sentado en la pélela después de las comidas y cada tres horas. Para que se haga
más llevadero aproveche la oportunidad para contarle algún cuento. Si evacua,
prémiele con alguna golosina y felicítelo. Si no, no prolongue la estancia más
de cinco minutos. El éxito del entrenamiento solo depende de una constancia y
el rigor que usted ponga para que el niño cumpla las normas establecidas. El
control de la noche solo es una cuestión de tiempo. En el principio mantenga el
pañal parar dormir, cuando compruebe que amanece seco durante varios días
seguidos se lo podrá quita definitivamente.
Lo que debe hacer: Lo que no debe hacer:
*Ser
inflexible cuando tiene
que
*Emplear
castigos.
Sentarse en la
pélela.
*Levantar
al niño por la noche. El tiene
* Motivarlo con
palabras de
apoyo
que
aprender a despertarse solo.
y
recompensa.
*Restringir
la cantidad de líquido.
*Enseñarle a
apretar los
músculos
Su
organismo lo necesita.
de su
abdomen y retener
su
*Volver
a ponerle pañales.
respiración.
entendería
que tiene permiso para
Orinarse.
*Emplear
medicamentos
El Juego
El juego es definido como una acción libre, vivida como ficción y aparte
de las obligaciones de la vida cotidiana.
El juego ejerce el pode extraordinario en la formación de la
personalidad: jugar nos acerca a quienes comparten el juego con nosotros, nos
ubican en el plano de la fraternidad y el encuentro.
En el juego también entramos a quebrar los mecanismos de la inseguridad,
del miedo y de la preocupación que nos
atan a lo conocido, a lo viejo.
La libertad comienza allí donde se deja de tener miedo y donde las
relaciones se tornan humanas.
A
través de él podemos generar las condiciones para que los niños puedan
apropiarse de los diferentes conocimientos, crear vínculos basados en la confianza y la apertura; que prevalezca
la cooperación por sobre la competencia, el permiso para el ensayo, para la
prueba y la exploración, más que la búsqueda para el resultado final.
El juego en la primera infancia
El primer juego del lactante tiene como
objeto su propio cuerpo y al cuerpo de la madre. Sus dedos, sus manos, sus
pies, la superficie de su piel, sus genitales, su cara, las manos y los pechos
de la medre dispuesta, son los primeros juguetes del bebe. Este los utiliza y
los explora por todos los medios posibles para obtener satisfacción de ellos.
El rol del adulto en el juego creativo es
al principio estimular, invitar, incitar al bebe para iniciar la interacción
corporal: adulto-bebe; luego el objeto o juguete es el que estimula, invita,
incita a la interacción objeto-bebe, cuando el bebe es capaz de asir un objeto
o juguete para explorarlo, con la lengua, los labios o manipularlo
Lo fundamental es que los padres estén “
dispuestos a participar” en el juego.
Tempranamente el bebe se comunica con sus
padres, a través del contacto visual, táctil, auditivo, gustativo. El primer
lenguaje es el del cuerpo.
El niño piensa actuando, actúa con el
cuerpo y es por el cuerpo que se estructura simbólicamente la inteligencia. EL
CUERPO EN ACCIÓN ES JUEGO Y COMUNICACIÓN.
Nos dice Dinello: “El juego significa el descubrimiento del
mundo y de la afectividad personal en la diversión… el juego, por su propia
definición, no debe tener otra finalidad que la alegría o el placer de jugar…
la utilidad del juego es jugar…”
¿Por qué decimos que el niño aprende jugando?
El juego es la posibilidad para manejar
la experiencia por medio de la creación de situaciones modelos y también para
dominar la realidad por medio del experimento y planeamiento.
El juego está centrado en la esfera
corporal.
Debemos diferenciar que a medida que el
niño va creciendo su juego va cambiando.
El juego sensoriomotor responde a
necesidades psicomotoras del bebe que es funcionar, juega por placer funcional,
estimulando así la maduración neurológica, muscular, el proceso biológico y
psicológico.
El juego sensoriomotor estimula la
psicomotricidad: la discriminación de segmentos corporales, la coordinación de
acciones corporales, la prensión de los movimientos, la disminución de
tensiones, miedos y ansiedades, el equilibrio postural, el descubrimiento del
otro y el llegar a compartir con los otros, lo social, lo afectivo y lo
expresivo.
También estimula el pensamiento, la
estructuración del espacio, tiempo, causalidad, la relación entre todo y
partes, la clasificación, seriación, la construcción del concepto, el número,
la palabra, el lenguaje.
Juego: Una cosa seria
Hacia los dos
años tiene su apogeo el juego simbólico, es un juego de ficción o de hacer como
si. Abundan los ejemplos de este juego: simular dormir, jugar a las muñecas, a
las comiditas, etc.
Es muy
importante el rol del adulto, ya que lo favorecerá promoviendo experiencias de
este tipo, proporcionando los materiales y el juego junto a él.
Los niños que
juegan a las muñecas rehacen su propia vida según su idea de la misma, entran
en juego todos sus placeres y conflictos pero resolviéndolo a través de la
ficción.
Seguramente,
si durante el desayuno sucede una escena trivial, una o dos horas más tarde el
drama será reproducido en un juego de muñecas y sobre todo con un final más
afortunado que el de la vida real.
Impedirle al
niño seguir jugando en este estadio de su desarrollo mental sería tanto como
impedirle seguir pensando.
El
juego es vida
El juego es una actividad que caracteriza
a la infancia, prevalece en la adolescencia y juventud, y es necesaria en la
adultéz, en la tercera edad y en la ancianidad.
|
Una persona
que quiere, puede y sabe jugar disfruta de la alegría de ser, de hacer, de
crear y de sentirse viva. Al jugar voy siendo y haciendo como otro u otros. En
el juego de vivir cada uno asume roles complementarios, necesarios.
El juego es
una actividad gratuita, libre de ocupaciones y preocupaciones, que se agota en
el puro jugar y que implica relacionar, intercambiar, construir, combinar los
diversos elementos que están al alcance de la mano, las diversas ideas y
propuestas:
Las mías, las
tuyas, las nuestras…
El juego es
una posibilidad de convivencia colectiva, de espontaneidad, de descubrimiento
vincular, de nuevo orden, de armonía, de salud.
viernes, 21 de septiembre de 2012
De la transición a la independencia
.
Objetos de transición
A veces
los bebés se apegan a objetos que los ayudan a independizarse y crecer. Desde
peluches hasta mantas, estos objetos forman parte de su maduración y
aprendizaje.
¿Qué son los objetos de transición?
Alrededor de los 8 meses de edad, los bebés comienzan a darse cuenta que
ya no forman un solo ser con su madre y emprenderá una nueva etapa en la que se
independizan y dejan identificarse con ella.
Los objetos de transición a que complementen esta etapa. Lo hacen sentirse seguros y les enseñan a
tranquilizarse. Representan su apertura
el mundo. Algunos niños dependerán más de ellos que otros Incluso incluso algunos no lo necesitarán.
Según la doctora Rosario Moore, pediatra
y docente de la Pontificia Universidad
Católica de Chile, después de los tres años el niño ya no debería usarlos. De
cualquier manera, no hay que ocultar los objetos, ya que le causaría gran
tristeza al pequeño. Lo ideal es que el
propio niño pierda el interés por ese objeto y lo abandone, sin sentirlo como
pérdida.
La elección del objeto
- Los chicos no tienen en cuenta criterios estéticos a la hora de elegir su objeto de transición. Más que nada se guían por las texturas y los olores, no tanto por su forma o color.
- Por lo general lo bautizan. Es importante darles una total libertad de elección pues lo considera como creación propia. Es su primera acción creativa.
- El objeto es muy valorado por los niños y es por eso que sus padres deberían respetarlo.
- No se debe olvidar cuando se van de viaje o de paseo, menos que menos perderlo.
- Lo mejor es no lavarlo demasiado seguido para que conserve su olor, su esencia.
Cómo transmitir seguridad y
confianza a un niño
- Cuando el niño todavía no sabe expresarse con palabras, a veces un abrazo y un beso puede calmar su llanto
- Mirarlo a los ojos cuando esté tratando de expresar algo también puede ser un recurso para que se sienta comprendido
- Demostrar empatía cuando se sienta frustrado.
- Comprenderlo si siente ansiedad frente a la separación. A pesar de su afán por independencia todavía necesita a un familiar cerca para sentirse seguro.
Juegos que estimulan!
Juegos que ayudan a
estimular el desarrollo del bebe
0-3
meses
*Móvil
para la cuna (rostro humano, animales en colores vivos).
*Sonajeros
simples.
*Canciones.
*Caja
musical.
4-7
meses
*Pelotas de distintos
tamaños, colores y texturas.
*Espejos.
*Barra para la cuna
(gimnasio).
*Sonajeros más complejos.
*Juguetes sencillos no
tóxicos que manipular variados.
*Móvil para cuna.
*Jugar escondidas “Donde
está el nene?
8-12
meses
*Juguetes
apilables.
*Libros
pequeños tapa dura.
*Cuentos
cortos, simples.
*Ocultar
objetos con una tela.
*Musica
suave y bailar con esta.
*Le
entrego y pido objetos.
*Pelotas
grandes y livianas.
*Jugar
con el agua.
*Muñecos
articulados.
*Caja
con sorpresas. Objetos interesantes que pueda descubrir.
*Teléfono
de juguete.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)